lunes, 7 de febrero de 2011

La pandemia del siglo XXI: La obesidad

 Desde las ultimas décadas se ha llegado a la conclusión de que en este siglo la nueva pandemia es la obesidad, por sus consecuencias al provocar enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión, infartos al miocardio e incluso cáncer, el cual tiene una relación intensa con el sobrepeso.
El gran reto para este gobierno es frenar el aumento de obesidad producido en cierta parte por la vida sedentaria y el excesivo consumo de grasas y bollería industrial. Todo esto esta causando unos 3 millones de muertes anuales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30.

El IMC de las naciones más obesas del mundo es la población de la pequeña isla de Nauru, en el Pacífico Sur, es la más afectada por la obesidad, seguida por los Estados Unidos, mientras que los hombres de la República Democrática del Congo son los más delgados y las mujeres más delgadas están en Bangladesh.
En  2008 había en todo el mundo:

  • Aproximadamente  1500 millones de adultos con sobrepeso.
  • Más de 300 millones de mujeres y unos 200 millones de hombres obesos
En 2010 había en todo el mundo unos 43 millones de menores de 5 años con sobrepeso.
La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta.

Muchos países de ingresos bajos y medios se enfrentan en la actualidad a una doble carga de morbilidad:

Siguen teniendo el problema de las enfermedades infecciosas y la subnutrición, pero al mismo tiempo están sufriendo un rápido aumento de los factores de riesgo de las enfermedades crónicas, tales como el sobrepeso y la obesidad, sobretodo en el medio urbano.
No es raro que la subnutrición y la obesidad coexistan en un mismo país, una misma comunidad o un  mismo hogar.
Esta doble carga de morbilidad es causada por una nutrición inadecuada durante el periodo prenatal, la lactancia y la primera infancia seguida del consumo de alimentos hipercalóricos, ricos en grasas y combinada con la falta de actividad física.

    ¿Cómo reducir la obesidad? 

    Lograr un equilibrio energético y un peso normal

    Reducir la ingesta de calorías procedentes de grasas.

    Aumentar el consumo de frutas y verduras,legumbres, granos integrales y frutos secos.

    Reducir los azúcares.

    Aumentar la actividad física.




    Con todo esto llegamos a la conclusión que debemos mirar mas por nuestra salud y seguir una dieta mediterránea que sea equilibrada y que nos proporcione una cantidad proporcionada de alimentos y dejarnos de tanta comida basura, que puede estar muy deliciosa pero a la larga nos sale cara, al igual que aunque no nos guste también debemos realizar un poco de ejercicio.


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